Consumo y poder adquisitivo, por Vicente Inglada en Levante Valencia
El poder adquisitivo de las personas consumidoras de nuestra comunidad es un factor fundamental para conocer la situación económica de las familias valencianas. Todos los estudios nos indican que existe un pequeño repunte en la capacidad económica de dichas familias; sin embargo, también es cierto, que encontramos datos preocupantes respecto al índice de pobreza. Estos días conocíamos que cerca de 218.000 hogares valencianos, más de 700.000 personas, se encuentran en una situación de pobreza extrema. Esto refleja una situación preocupante que afecta a un porcentaje elevado de la ciudadanía de la Comunitat y que requiere de medidas urgentes para evitar situaciones de vulnerabilidad entre la sociedad valenciana. Así pues, esta situación demanda acciones e iniciativas por parte del Consell y de las administraciones locales, que ya se han puesto manos a la obra presentando medidas que ayudan a mitigar las desigualdades sociales y potenciando determinados servicios que contribuyen a romper con estereotipos sociales que generan situaciones de vulnerabilidad y que las Administraciones tienen que frenar.
Desde el ámbito del consumo, esta situación genera, también, grandes desigualdades, produciendo un desequilibrio importante entre las personas consumidoras y sus hábitos de consumo. Precisamente, los hábitos de consumo, son el indicador que más desigualdades genera. En la sociedad actual, la capacidad económica de la ciudadanía se mide en función de la evolución de los precios de los bienes, generando situaciones preocupantes en las que se estigmatiza a un sector importante de la sociedad, excluyéndolos de un sistema de bienestar social que necesita un replanteamiento por parte de toda la sociedad. Estas desigualdades, generadas en gran parte por el modelo económico que predomina en la sociedad consumista en la que vivimos, necesita de una respuesta globalizada por parte de todas las Instituciones.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), precisamente, pretenden atajar este problema y generar mecanismos de lucha en contra de la pobreza mundial y la puesta en marcha de actuaciones que cuiden nuestro planeta y que sirvan para concienciar a toda la sociedad de la necesidad de un cambio de valores en un mundo en el que priman las desigualdades y se imponen las injusticias que componen los modelos económicos imperantes.
Otro de los temas que sin duda crea un problema y que requiere de medidas urgentes es la pobreza energética, problema que en estos momentos depende de un recurso de inconstitucionalidad por parte del Gobierno de España, que prefiere cuestionar las competencias de cada una de las distintas administraciones antes que paliar el problema de más de 500.000 hogares valencianos que en estos momentos tienen graves problemas para pagar sus recibos de luz, agua y gas.
Por último, no quisiera dejar de realizar una reflexión sobre la injusta pérdida de poder adquisitivo de nuestros mayores que en estos días están recibiendo la comunicación por parte de la Seguridad Social de apenas una subida salarial del 0,25 % cuando el IPC se ha situado en torno al 1,1 %. Esta situación produce, sin duda, un contexto claro de desigualdad social, afectando a un sector clave para el mantenimiento de muchas economías familiares que dependen de los pocos ingresos que reciban por parte de nuestros mayores. Una vez más, el Gobierno de España perjudica a los intereses económicos de sectores claves para el desarrollo económico de nuestro país y forja desequilibrios que afectan a la capacidad de consumo de nuestra ciudadanía.
Está claro que existe un problema importante de desigualdades sociales y que, sin duda, afecta de manera muy importante a un porcentaje muy elevado de la población. Mientras esta situación no se solucione, la capacidad económica de las personas consumidoras seguirá siendo un lastre para las finanzas de la Comunitat Valenciana que, por cierto, bastante tiene con aguantar la situación de infrafinanciación que daría para escribir uno o varios artículos de opinión.
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